padre ausente!!


¡Es tu día papá! ¿Dónde estarás?
¿Atormentado como yo te sentirás?
En qué bruma donde no entro yo.
Un lugar donde no existe el arrepentimi ento.
Donde tu corazón encallecido no responde.
Donde la conciencia se la acalla o esconde
¿Qué hace que reniegues de tu sangre?
¿Qué te pone barreras infranqueab les?
Huiste, me dejaste herido en la orfandad.
No es lo material que puedes darme.
Son las horas que podías regalarme.
Es tú ausencia que tiene mi corazón enfermo.
No sé si estás cerca, pero si muy lejano.
Y todo este desasosiego es vano
Quizá incomodé tu vida, se borró en el tiempo.
Hoy como ayer, no te puedo llamar papá.
He tratado de imaginarte, hallar en mi tus rasgos
Tu imagen no tiene rostro.
Porque tú así lo quieres. Siempre me ignoraste.
No voy a juzgarte. El amor se da.
El amor se siembra, se riega con afectos.
Más ¿Cuánta falta me hiciste?
Cuando cruzaba la vida con pasos vacilantes.
No estabas para remontar mi barrilete.
Que caía tristemente como mi corazón herido.
Cuando los niños orgullosos hablaban
de sus padres, cómplices de sueños.
Nunca estuviste en los festivales.
Tu espacio, siempre estaba vacío.
Mudo testigo hiriente, causa de mil preguntas.
Mientras otros llenos de orgullo aplaudían.
Corrían con los brazos extendidos.
reían y lloraban de alegría.
Premiaban con sus besos y abrazos.
Mientras yo intentaba esconder
Las lágrimas que llenaban mis pupilas.
Los niños sin maldad me preguntaban
¿Por qué tu padre no vino?
¿Acaso no tienes padre?
Preguntas inocentes, agudas como dardos.
Mordía mis labios con dolor e ira,
Sangraban mis labios y mi corazón herido.
Con los puños apretados. Huía presuroso.
¡Cuánta falta hiciste!
Hubiera dado la vida por verte.
Sentir tus brazos fuertes.
Tus dedos por mi pelo, con ternura.
Guiar mis primeros pasos
Oír tu voz varonil repitiendo mi nombre.
Verte sabio, contarme historias de hombres.
Cuantas veces deseé que estuvieras,
junto a mi lecho de enfermo.
Mi madre, trabajó sin tregua, por ella soy una MUJER.
Papá, te odié, te extrañé, te necesité.
Nunca viniste, te fuiste, sé que estás ahí.
Soy como tantos hijos indeseados.
Condenados a silencios o abandonados .
Hoy que soy grande, me sigues faltando.
Solo esperaba que me dieras sombra.
Cuando el sol quemara, que fueras mi cómplice,
mi eterno camarada, que fueras mi padre
cuando me cansaba. Cuando yo erraba.
cuando yo triunfaba, cuando fui de casa
Hoy no te odio, porque me diste la vida.
Que mi santa madre, defendió como leona.
Ella es mi madre, ella es mi padre.
Tú, un señor ausente que no sé si un día
Tendrá el valor de decirme “HIJA”
Y yo de llamarte padre.

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